Me demoro.
Me demoro en ver, me demoro en abrir.
Pero el tiempo que continúa a pesar e independiente de nosotros, me enseña que lo debo respetar.
Y hay un tiempo para amar, hay un tiempo para olvidar, más nunca para olvidarse.
Pero yo soy como una flecha de fuego, que deja el corazón en llamas y que a penas es capaz de controlar sus propios incendios.
Y creo que me entiendo, argumento tras argumento, para decirme lo que de verdad es importante. Mientras mis argumentos también van perdiendo orden de importancia, y entre tanta exuberancia abandono el fino hilo de mi conducta.
A palabras necias, oídos sordos.
Palabras necias y oídos sordos…
0 Comments:
Post a Comment
<< Home