
Anónimos
Es de noche y los cerezos como fósforos iluminan
Lo que ha sido vedado para los transeúntes y el sol del medio día.
Momento a momento la calle se va haciendo guía,
trazando los mapas de mi propia biografía.
Robándole con besos el anonimato que ella discreta anima.
Encontrarnos en sus anchos no lleva cartas, acuerdos, ni caligrafía.
Tampoco lleva elogios, ni cortesías.
Confieso que sólo ahora adivino el mensaje cursi de la noche cuando
Marte y la Luna se alinean.
Y cerrando mis dedos en lo abierto de los suyos,
lo invito a escaparnos de sonámbulos vigías
y aquellos otros, que curiosos se avecinan.
Porque somos dos callejeros perdidos en la encrucijada de su avenida,
sorteando la odisea de su propia geografía.
Esta noche de sirenas, ajenos a todas las referencias fijas.
Dos fugitivos de las promesas, rozándose sin medidas.
Pero a la mañana siguiente idénticos, sin buscar unir los días,
olvidamos el íntimo recorrido al domicilio de la caricia.
Héroes vagabundos
en
su
propia
letanía…
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