Adiós,
es hora de partir.
Atrás quedó todo lo que se abría entre nosotros.
Ya no existes, no eres digno de mi.
Me hablaste de la evolución, y yo veo el típico recurso que se
comparte con los machos que llamas amigos.
Me hablabas de aceptación y humildad donde yo veo control.
El amor no pone condiciones, amigo mío.
Y la llamada "relajada", es miedo, es ego,
porque pones límites a lo que por esencia es posible.
Las personas que se aman negocian sus por que sí, y sus porque no.
Uno no puede resolver e imponer la suya propia y listo.
Entonces, digamos las cosas como son!
Es la típica ley del clavo y yo no soy el carpintero.
El martilleo, el dolor, no lo generé yo.
Sino la incapacidad de integrar lo que parece opuesto.
Y el conflicto no se supera con la vista gorda, sino con amor.
Si miras para atrás...pregúntate no por la falta de humildad de tú arrojo,de tus sueños,pregúntate por qué permitiste que pasara lo que pasó, sin querer enfrentar el conflicto...¿cuántos años, por dios destino!, sin querer mirar, para evitar los conflictos?
El amor es valentía, es un viaje sin regreso, aunque no comprendas lo que digo.
Mi conflicto contigo integró mis opuestos.
¿Y qué hiciste tú con el tuyo?
Estas son sólo unas vacaciones, porque si no te afirmas bien los pantalones, amigo mío,vas a volver a sufrir esto una y otra vez, hasta que despiertes del olvido.
Es paciente el tiempo del comprender,
hay que regalárselo, hay que dárselo a uno mismo.
Los cojos son peligrosos,
hacen daño, a sí y a la del amor mendigo,
y ambos sabemos que tú no quieres hacerle daño a nadie.
Entonces, resolvamos esto entre buenos vecinos.
Yo te quiero, por este soplo secreto, porque al dejarlo acá,
ya no es mío.
Yo me voy, parto de viaje mi niño.
A disfrutar lo que traigo y a liberarme de tú lazo conmigo.
Porque aunque amo a aquel que cruzó el lago para iluminar mi camino,
ya no te veo merecedero de nada mío.
Te dejo los regalos intactos, no te quito nada,
el presente me llama y aunque me parta un rayo
y tenga que rescatarme,
quemando todo lo que proyecté contigo,
debo tomar el rumbo amplio:
el de la mujer amada y noble con la frente en alto.
Escucha con atención, porque no lo repito:
"el amor engendra hijos, porque hay que esperar con paciencia menstrual para que regale su equilibrio..."