La conquistada
La verdad es que estuve obsesionada parte del verano.
Estuve obsesionada con una mirada y la intenté retener a costa de mi vida fraternal, a costa de enclaustramiento, fiebre y desvelo.
Creí que si la dibujaba, que si lo lograba, cazaría el gesto que me desarma y enloquece. Después de eso cualquier cosa era posible de atrapar ...la sabiduría, la serenidad. Porque es tan fácil el desenfado, la rabia, el dolor.
La primera expresión que apareció sobre el papel, fue el carácter, la violencia, y para conseguirlo: la exageración del rasgo para enaltecer ese espíritu.
Lo más profundo de una obra es su superfice,- dice Leonardo.
Pero la falta de civilización o lo primitivo está pregnado de lo inocente: a fin de cuentas por Rousseau abandoné a las iglesias. Por eso, se construye la unión del carácter con la inocencia de la frente descubierta.

Entonces, luego de reconocer al monstruo: al lobo solitario... se presentó el respeto y la fuerza: la nobleza del león.
Y cuando tenía esta letanía, esta tragedia controlada: apareció él.
Primero lo vi de espaldas a mi, pero se multiplicó indefinidamente...
Así fui describiendo el ritmo de sus movimientos en una persecusíon de su continuidad, de su personalidad.
Cuando más largo lo esperé fue cuando lo descubrí en un paisaje verde, de bosques húmedos y tramas de ramas recortadas.
Lo vi vigilante, desde la penumbra, profundo. Ahí lo dejé descansar, mientras yo tb me recargaba de nuevas energías.
Al pasar de los días volví al escritorio, y para mi sorpresa, comenzó a despegarse su personalidad del paisaje y me pareció ridículo el decoro. Su paisaje estaba adentro, adentro de sí mismo estaba el verde oscuro y el tornasol.
Entonces, lo construí de blanco y negro y lo vestí de polera roja y abrigo oscuro.
Me recordé a mi.
Recordé las preguntas y las respuestas de aquella niña cuando yo llegaba pedaleando veloz a la escuela vestida de rojo.
-"Ale, tu vestido es rojo y te pintaste los labios. Siempre que te pintas los labios Alejandra, es porque...siempre ...."
-No, ya no quiero escucharte, ya no creo en tus juicios, en tu supuesta intuición... extraño dejar que domestiques mi tensión con tus dedos acariciando mi pelo, pero ya no te creo, perdóname... no te creo...

Entonces comprendí que te construiría con lo mínimo, a fragmentos:la mirada, la comisura de las mejillas, el pelo. Que importante el cabello! Porque es ahí donde se resolvía la tensión de mi mano contra el papel, en los giros, en la fuerza, en su energía.
Y mientras dibujaba... una cara se superponía a la otra y esa persona ya no era una... eran la superposición de muchos amantes que me volvían a iluminar en la oscuridad.

Me asusté,- ahora, el dibujo me obseravaba sigiloso!
Ahí estaba, el más coqueto de ellos, mirandome burlón debajo de la sombra de sus cejas... entre-medio, molestando al paradigma de las niñas que salvan por risueñas. Sé que merodeas, así como indiscreta te danzo yo, reconociéndo tu eternidad, tu identidad que no existe. Debes saber, fauno travieso, que mientras yo perciba ese brillo, me consederé a tu mirada inquietante. Trémula, cobijada en mi intimidad, bajo mi árbol, pero completamente conquistada.
Mañana es sólo una excusa,te quiero.