Saturday, June 30, 2012


Quien diría que el Mar.
Quien diría que tanta libertad...
Ni yo misma lo hubiese indicado,
a pesar de mis claras profecías.
Ya no perviven las imágenes pregnantes, sino el tacto.
El con-tacto de mi cuerpo que se estira para explotar en risa.
Mis pies que rozan la sábana limpia, la cama recién hecha.
Jugando con la seriedad como una vendida al viaje.
Vuelvo a disfrutar de la niña eterna,
sin amo, sin tiranía mental.
Disfruto el vino dulce del banquete,
celebrando la fiesta de mi vientre,
el éxtasis pagano de desvelarme fémina.